26 febrero, 2011

LAS ISLAS

Caminaban absortos,ensimismados,ajenos a los otros, por las calles de aquella ciudad de bonitos edificios y grandes avenidas. Yo había llegado hacía poco y mis ojos, mi olfato,mis oídos, los sentidos todos, no había entrado en ese letargo que nos lleva a no fijarnos en la realidad por creer que la conocemos, que la sabemos de memoria como si fuera algo estático y pétreo. Me recreaba levantando la cabeza, admirando la arquitectura y a sus gentes aunque, en este caso, procuraba disimular para no resultar impertinente. En los semáforos me aproximaba a las mujeres y cerrando los ojos intentaba concentrarme en sus perfumes,luego las miraba para ver si eran como las había imaginado. La realidad vista con tanta atención me fascinaba y mantenía en un continuo enamoramiento. Un día salí a la calle y, al cabo de un rato, me dí cuenta de que había dejado de mirar, de que yo también caminaba aislado, prisionero de mi mismo. Entonces,regresé al hotel, hice la maleta,miré por última vez desde la ventana y me despedí de las estatuas.

20 febrero, 2011

ARCO

Tradicionalmente los artistas trabajaron siempre por encargo. Así los autores de los capiteles , los cuadros de iglesia o los retratos de los prohombres de cada época. Incluso los retratos a gente de baja condición, caso de los bufones de Velázquez eran encargos reales. A partir del siglo XVII, con el nacimiento de la burguesía, comienzan los retratos a gente perteneciente a este grupo social y se difunde la pintura de paisajes. En el XIX el artista se "separa" del encargo y realiza obras independientes que buscan un comprador. Se inicia un recorrido más o menos formal hasta que, a M. Duchamp se le ocurre la idea de presentar su famoso urinario en una muestra colectiva, dando lugar a un movimiento imparable hacia el "achatarramiento" contemporáneo del cual, salvo honrosas excepciones, es un ejemplo la feria ARCO. Conceptualmente la idea de D. es interesante aunque su recorrido, en mi opinión, tan limitado que se termina en el mismo, como sucede con su frase de "arte es todo aquello que el artista decide que es arte". Algo que siempre le sucede al discurso de este pensador.
Cuando veo el catálogo de la Feria (hace tiempo que deje de ir por aburrimiento) tengo siempre la sensación de estar, aunque pasen los años, ante el mismo muestrario; las mismas cosas, repetitivas y tediosas. Debe ser un problema de esta"academia", puesto que de eso se trata. Hecho de menos aquellas vanguardias que surgían contra el sistema, enfrentadas al poder y que murieron cuando éste, el poder, decidió convertirse en promotor de las supuestas novedades. Un arte contemporáneo en el que todo vale con tal de parecerse, un arte controlado por gente indocumentada que ejerce una dictadura cerril y burda. Un arte moderno que, muchas veces, no pasa de ser una mediocre chatarra. En fin que me fui a visitar la exposición del arte románico en la fundación Mapfre para empaparme de modernidad.

NICOLÁS

Era uno de esos niños a los que tan bien les sienta el traje de almirante en la primera comunión. Tenía cara de señor mayor, de oficinista, de funcionario, de secretario municipal. Ya de bebé a su madre le ruborizaba darle el pecho y su padre, en esa situación, le miraba con cierto recelo, debo aclarar que injustificado, pese a que el infante se prendía al seno materno con una fuerza desmedida. En la escuela fue un niño aplicado y, desde los siete años, empezó a llevar pantalón largo. Su éxito con las mujeres fue escaso lo que le condujo a la misoginia y al escepticismo. Con el paso del tiempo su físico fue normalizándose con la erosión de los años en sus compañeros y la siempre igualitaria alopecia. Aquí lo vemos con un jersey de lana confeccionado por su madre y sin afeitar. Era un fin de semana de otoño de esos que nos predisponen a la melancolía y la filatelia.

13 febrero, 2011

MI TÍA ÁNGELES SANTOS

He decidido abrir una nueva sección en el blog para hablar de pintura, debatir sobre arte. Me parece adecuada inaugurarla con el famoso cuadro "El Mundo" de mi tía Angeles Santos, la hermana mayor de mi padre. Lo podéis ver en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Cuando por los años veinte apareció esta pintura fue tal el asombro y la admiración, que acudieron a Valladolid para conocer a su autora, que sólo tenía 18 años, García Lorca, Ramón Gómez de la Serna y un largo etc. de intelectuales de la época. A mi tía se le dedicó una sala en el Salón de Otoño y fue enviada a la Bienal de Venecia en representación de España. No me extenderé más en su biografía, porque está ampliamente reseñada en el libro publicado por el Museo Patio Herreriano de Valladolid, de reciente aparición y publicado por Mapfre, entre otros, datos que doy por si alguien quiere ampliar información en este sentido.
Voy a lo que quería contar y es mi relación con esta pintura, que acompañó toda la vida de mi padre en las sucesivas mudanzas de la familia, que siempre estuvo colgada en alguna pared, ya sin bastidor, y tras la cual, mi padre y tíos se escondían al jugar al escondite. Se podría decir que se escondían detrás del mundo, casi un poema y una metáfora.
Tenía yo nueve años, cuando mis padres me premiaron, tras haber aprobado el examen de ingreso con un mes de vacaciones con mis tíos, Angelita y su marido, el pintor Emilio Grau Sala, a pasar un mes en Cadaqués. Corría el año 1964. Fuí hasta Barcelona donde hice noche en su casa. Cuando entré en el comedor, allí, en la pared más grande, ocupándola toda, estaba colgado El Mundo que, dado su tamaño, permanecía enrollado en su parte inferior. No obstante, se veía practicamente todo. Me quedé sorprendido, algo temeroso, ante esa aparición. Me acerqué a ella y comencé a mirar lo que allí sucedía. Esos extraños personajes que encendían las estrellas, ese tren que perforaba el cubo paara seguir su recorrido, el partido de fútbol, el cementerio, los tejados levantados.. aquello no tenía relación con nada de lo que, hasta entonces había visto y que no era poco dada la afición de mi padre por el arte (yo me había comprado, con mis pagas, unos cuantos libritos editados por Gustavo Gili, entre los que se encontraban uno de Picasso escultor, Henry Moore, Giacometti, Miro, etc). Aquella noche tuve pesadillas, no sé por que ese cuadro me daba miedo y prefería no estar sólo en aquel cuarto. Nunca se me ha olvidado esa sensación, la segunda, que tenía de esa especie. Después fui a Cadaqués y me compraron una caja de óleos. Como mis tíos estaban todo el día pintando, yo hacía lo mismo y ya no paré de ser un enamorado de este trabajo y de la obra de los otros. Mi tía, que ya había abandonado su etapa trágica de la juventud, pintó un maravilloso e inquietante paisaje marino. Era la vista desde la ventana, en el mar de aquel cuadro, Grau Sala añadió, a modo de homenaje, un pequeño bergantín blanco sin que apenas se notara que era de otra mano. Hablaron del por qué de ese detalle, de romper cierta monotonía. Recuerdo perfectamente la conversación. Grau Sala creó varios cuadros con su elegancia y gracia que siempre le caracterizó y que, a mi me maravillaron como si estuviera ante un mago, que iba sacando cosas bellas de una chistera en la que no había nada. Creo que me admiración por él me hizo descubrir mi vocación. Yo quería ser como ese señor tan amable simpático y feliz que era tan cariñoso con los demás y capaz de hacer esas cosas. Luego pinté lo que pude, como he hecho siempre.

12 febrero, 2011

PUSKAS

Cuando llegó a la tienda de animales era un cachorrito. Fermín, el dueño del negocio, le puso de nombre Puskas, el nombre de un futbolista al que siempre había admirado. En aquellos meses estaban de moda los bulldodg ingleses así que , nadie se lo llevó. Después fue la época de los caniches, los pomeranias, los bulldog franceses, los bull terrier.... El caso es que Puskas llevaba en aquel negocio siete meses sin que nadie reparara en él, y no era porque permaneciera apático o tumbado en su rincón, era el primero en saludar a los clientes, poniéndose a dos patas y meneando el rabo, gritando, en lenguaje canino, "¡a mí, a mí!, sin que nadie le hiciera suficiente caso. Por fin llegó la moda de los biguel y la pajarería se llenó de cachorritos como él, como él había sido. Esta es la mía pensó Puskas, por fin podré salir de aquí, pasear por el parque, olerle el culo a otros perros y mearme en el tronco de los árboles pero, siempre había un pero, pero PUSKAS era demasiado mayor así que desaparecieron todos los de su clase y se quedó sólo de nuevo. Ahora estaba muy triste y ya no salía a recibir a los clientes, total ¿para qué?. Un día Fermín colocó un letrero en su cajón.
OFERTA. Biguel con pedigrí. Sólo por 100 pavos. Se llama Puskas y quiere ser tu amigo.
Puskas se sintió tan humillado, tan mal que se quería morir, ya ni comía, tirado en su rincón. Un buen día entró un señor mayor, con aspecto algo estrafalario, llevaba un sombrero muy llamativo y unos ridículos pantalones de cuadros, se fijó en el cartel y se lo quedó.
A Puskas no le gustaba aquel señor pero cuando empezó a tratarlo con tanto cariño y a llevarlo al parque dos veces cada día comenzó a tenerle mucho afecto. Puskas se meó en todos los árboles, le olió el culo a todas las perritas del barrio...era tan feliz. Ah! se me olvidaba, el dueño de Puskas era el mismísimo Puskas, el famoso jugador de fútbol.

06 febrero, 2011

EXTRAÑA COINCIDENCIA

Acisclo García Rindueles era hijo, nieto y biznieto de acisclos y, ese nombre siempre le había pesado como una losa de granito . De pequeño sus compañeros se mofaban de él. En el servicio militar, el gracioso del sargento le fustigaba citándolo siempre, por el placer de pronunciar su nombre. Todo ello hizo de Acisclo un joven reservado y taciturno. No tenía apenas amigos y frecuentaba poco a la humanidad periférica. Fue en la consulta del dentista donde conoció a Eufrasia Gómez Bermejo, hija, nieta y biznieta de eufrasias. Al conocer su nombre una gran emoción recorrió todo su cuerpo. Parece ser que a Eufrasia le sucedió algo parecido. A partir de aquel día se vieron a menudo. Estaban hechos el uno para el otro. En la imagen los vemos paseando con su perro a los tres años de conocerse. Por cierto al can le pusieron de nombre Clodomiro.

03 febrero, 2011

CAPERUCITA

Mi amiga Clara Varela, excelente ilustradora, me ha dado una idea que, sin su permiso, con nocturnidad y alevosía, le voy a robar. Cada semana colgaré una imagen e intentaré, sobre la marcha, escribir un cuento. Veremos que sale.
La niña que veis en este cuadrito se llama Clara. De todos los cuentos el que más le gusta es el de Caperucita, por eso su color favorito es el rojo y encuentra, además, que le sienta muy bien.
Dice Clara, cuando le pregunto, que le encanta esa idea de la niña en el bosque rodeada de animales y flores, que le gustaría tener una abuela que viviera allí, en una casa junto al riachuelo, con un montón de leña apilada para estar caliente en invierno y poder tomar, con el guardabosques, chocolate y picatostes. Parece que lo del lobo no le preocupa demasiado. Sospecho que, en sus sueños debe haber llegado a un acuerdo con el porque, cuando dibuja la escena, hay una caseta para perros y en la parte superior de su entrada pone LOBO.
Ahora está soñando despierta.
Si entrais aquí y os apetece escibir una historia podeis colgarla. Hasta la próxima semana.

01 febrero, 2011

El Elegante



El Sr. Elegante salió a pasear y se perdió. Todavía no se ha encontrado.